Astenia primaveral: síntomas y cómo combatirla
En ocasiones con la llegada de la primavera nos sentimos con fatiga, mal humor, debilidad y falta de concentración. ¿Sabes a qué se debe esto? Las causas pueden ser variadas, pero en esta época del año es común que se trate de una astenia primaveral. ¿Habías escuchado hablar de ella? ¿Sabes cuáles son sus síntomas? Si quieres descubrirlo ¡quédate a leer este nuevo post de N2 Natural Nutrition!
Cómo combatir el estrés y mantener nuestro cuerpo en equilibrio
Qué es la astenia primaveral
La astenia primaveral se refiere a la presencia de una serie de alteraciones físicas y emocionales provocadas por el cambio estacional. Nuestro cuerpo se debe adaptar a variaciones ambientales y climáticas gastando altos niveles de energía, como consecuencia de estos procesos podemos llegar a sentir malestar y falta de vitalidad.
En otras palabras, el cambio estacional trae consigo alteraciones hormonales que modifican los ritmos biológicos para adaptarse a las nuevas condiciones ambientales. Es como si nuestro organismo despertara de un sopor invernal, marcado por las bajas temperaturas y las pocas horas de luz diurna.
Síntomas de la astenia primaveral
Vamos al grano ¿cómo saber si tenemos astenia primaveral? A continuación te compartimos algunos de los síntomas más comunes:
- Cansancio y somnolencia durante el día.
- Bajo estado de ánimo sin razón aparente.
- Dificultad de concentración y trastorno de la memoria.
- Pérdida del apetito.
- Sensación de malestar acompañada de estrés.
- Alteraciones en el sistema inmunológico.
Consejos para combatir la astenia primaveral
Normalmente la astenia primaveral tiene un periodo de duración de entre 2 y 3 semanas. A pesar de ser poco tiempo podemos llevar a cabo algunos hábitos que nos ayudarán a minimizar sus síntomas y a recuperar la vitalidad lo antes posible. ¿Te los apuntas?
Comer bien mejorará tu estado de ánimo
Si tienes síntomas de ansiedad, estrés y malestar emocional en general, lo más recomendable es llevar a cabo una dieta equilibrada donde incluyas alimentos con triptófano, un aminoácido muy relacionado con el control de las emociones y el estado de ánimo, gracias a su contribución en la fabricación de serotonina. Algunos alimentos ricos en triptófano son: los quesos frescos, el tomate, el chocolate negro, el pescado azul, las almendras y los cereales integrales.
Toma vitaminas
Para incrementar la vitalidad puedes tomar vitaminas para el cansancio. Por ejemplo, la vitamina C es ideal para luchar contra la fatiga temporal. También puedes optar por un complemento alimenticio a base de jalea real y propóleo. Una combinación de ingredientes energética que estimula, tonifica y equilibra el sistema nervioso, además de aumentar la vitalidad y mejorar el estado de ánimo.
Realiza ejercicio moderado
Si llevas una vida sedentaria es momento de cambiar el chip ¡y activarte! Los expertos recomiendan llevar a cabo ejercicios que duren alrededor de 30 minutos al día. Esta rutina acelerará el proceso de adaptación a los cambios que está enfrentando tu organismo. La actividad física también te ayudará a dormir bien y a liberar el estrés.
Organiza tu día
Si puedes llevar un ritmo de vida ordenado, mucho mejor. Sobre todo controla tus horarios para comer y dormir. La astenia primaveral puede provocar alteraciones del sueño, por lo que es importante cenar al menos una hora antes de irse a la cama. Al dormir habrá que propiciar un ambiente sin luz y a una temperatura adecuada para conseguir un descanso reparador. Recuerda dormir mínimo 8 horas diarias.
Mantente bien hidratado
Tener un buen nivel de hidratación es esencial para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Al día se recomienda beber un mínimo de 2 litros de agua en mujeres y 2.5 litros en hombres.También puedes complementar con infusiones y zumos naturales. Evita bebidas azucaradas, alcohólicas, estimulantes y con cafeína.
Es importante dedicarte tiempo a ti mismo
Uno de los aspectos más importantes para combatir la astenia primaveral es cuidar la salud mental. Regálate un momento del día para hacer algo que disfrutes, leer un buen libro, ver una película interesante, pasear al aire libre, practicar algún hobbie, ¡las posibilidades son infinitas! Hay que aprender a desconectar y a reencontrarnos con aquellas cosas que nos hacen sentir bien para incluirlas de nuevo en nuestra rutina.